Es una forma de trabajo colectivo, a nivel del Ayllu o de la comunidad, destinada a las obras públicas de bienestar colectivo, como la construcción y limpieza de canales de regadío, puentes, tambos, siembra y cosecha de tierras de la huaca, del pueblo, del curaca, de la viuda, huérfanos e incapaces. Era una verdadera fiesta de la comunidad, donde se desbordaba la alegría, el culto religioso y el amor al trabajo, el curaca era responsable de la alimentación, que sacaban de los depósitos públicos, de la distribución de la chicha y la coca como medios de retribución al trabajo entregado generosamente por los miembros del Ayllu o la comunidad.
Es también un trabajo recíproco y democrático porque la entrega de la fuerza de trabajo de cada hatunruna en estas obras públicas redundará necesariamente en el beneficio de todos los miembros de la colectividad. Por ejemplo, una parte del producto del trabajo colectivo que se realizaba en las tierras de la comunidad, se guardaban en los almacenes para los casos de escasez o calamidad pública.
La convocatoria al trabajo comunal era realizado por los curacas o por la asamblea comunal donde los ancianos tenían gran influencia, en caso de que el trabajo era mayor a sus fuerzas disponibles, podía pedir la ayuda del Ayllu vecino y en retribución le cedía temporalmente ciertas tierras para su uso.
La convocatoria al trabajo comunal era realizado por los curacas o por la asamblea comunal donde los ancianos tenían gran influencia, en caso de que el trabajo era mayor a sus fuerzas disponibles, podía pedir la ayuda del Ayllu vecino y en retribución le cedía temporalmente ciertas tierras para su uso.
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