Era una forma de trabajo propio del Ayllu. Sólo y exclusivamente dentro del Ayllu podía utilizarse esta forma de trabajo de cáracter democrático, ya que tiene como base la reciprocidad y la horizontalidad. Es decir, todos los miembros del Ayllu se consideraban como hermanos, eran iguales entre sí, y, por tanto, se ayudaban entre todos. Esta ayuda mutua fue resumida en la frase “todos para uno y uno para todos”.
Cada familia, miembro del Ayllu, podía solicitar la ayuda de la demás familias, también miembros del Ayllu, para cultivar su topo, comprometiéndose a acudir en ayuda del otro para laborar en sus tierras. Así era, tanto en el cultivo, como en la cosecha, muchas veces este sistema funcionaba también para cultivar las chacras y hacer las viviendas de los recién casados e iniciarlos en el sistema de reciprocidad al interior de la comunidad.
Mientras que los demás familiares venían en ayuda del solicitante y realizaban los trabajos colectivos, el beneficiado a manera de agradecimiento cumplía con cubrir la alimentación de los participantes, invitaba chicha, coca, etc. En realidad, la reunión de trabajo se convertía en una verdadera fiesta en honor del beneficiado.
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