Inca Huiracocha (1370 - 1430)

Inca Huiracocha, octavo inca, dibujo de Felipe Guamán Poma de Ayala
Inca Huiracocha , octavo inca, dibujo de Felipe Guamán Poma de Ayala
Fuente: Nueva corónica y buen gobierno (1615)

Inca Huiracocha (1370 - 1430)  

Quechua: "Espuma del Mar"

VIII Inca. Príncipe hredero de Yahuar Huacac, Inca Rípac para algunos, y, para otros Hatun Yupanqui, por su vida disipada y su carácter irascible, por castigo paterno fue confinado a las alturas de Chitapampa a cuidar los ganados del Sol. En esta situación, cuenta la leyenda, se le apareció un misterioso personaje vestido de blanco, llamándose Huiracocha, hijo del Sol y hermano de los Incas, anticipándole que un ejército formidable del Chinchaysuyo se dirigía a atacar al Cuzco. Cuando Yahuar Huacac se preparaba para una expedición al Collasuyo, sudoroso llegó el príncipe Rípac y le hizo la revelación de Huiracocha. El Inca no dio crédito a las palabras de su hijo, pero las noticias alarmantes que llegaban al Cuzco del avance de los Chancas, obligaron al Inca, en vez de afrontar la situación, abandona el Cuzco con una parte de la nobleza, retirándose a Muina, a 8 leguas al sur de la ciudad sagrada.

Los Chancas al mando de Anco - Huallo, Tumay - Huaraca y Astu - Huaraca, en número de 40,000, avanzan hacia el Cuzco, en abierta rebeldía para atacarla. Ante esta situación el príncipe Rípac que tomó el nombre de Huiracocha, solicitó al Inca gente y refuerzos y regresó al Cuzco con 8,000 hombres. Rípac, solicitando refuerzos de los Cotoneras, Cotabambas y Aimaráes (que enviaron un contingente de 20,000 hombres) llegó a formar un ejército de defensores de 30,000 soldados.

El encuentro de estas dos fuerzas en Jaquijahuana fue sangriento y corrió un río de sangre; por ello se llamó la batalla de Yahuarpampa - la llanura de sangre. Gracias a la previsión de 5,000 hombres de reserva y la ayuda de Huiracocha, salió vencedor el Príncipe, edificándose en aquella pampa un templo al personaje de Huiracocha, en acción de gracias. Y así quedó establecido el culto de Huiracocha. Con aquella batalla quedó consolidado el Imperio y bajo la presión de la nobleza, Yahuar Huacac, abdicó el mando a favor del vencedor. Murió asesinado por los espías Condesuyos en el Cuzco cuando intentaba refugiarse en el templo del sol. El consejo de los Orejones decidió reconocer que la sucesión recaería en el joven príncipe, quien al recibir la borla imperial, adoptó el nombre de Huiracocha. Victorioso, persiguió a los fugitivos hasta Andahuaylas, otorgando perdón y clemencia a los vencidos. A su vuelta al Cuzco recibió el homenaje de un semi- dios. Al ceñirse la Mascaipacha, insignia de mando y reinado, recibió el beneplácito de todo imperio hasta entonces sojuzgado. Mientras esto ocurría en el Cuzco, su hermano Urco (que quiere decir en quechua: cerro, macho o varón), se levantó en rebeldía reclamando su drecho. Conjurada la rebelión, Urco fue ejecutado. Extendió sus dominios con la fuerza y disciplina de su ejército. El imperio disfrutó de paz y prosperidad. Tomó como esposa a Mama Runtu, natural del pueblo de Anta, en la cual tuvo varios hijos, y entre ellos a Pachacútec; pero la coya no tuvo una influencia valedera sobre su esposo, y sus hijos fueron desplazados por los príncipes bastardos que el Inca engendró en su amada concubina Cori Chulpa. Huiracocha emprendió memorables empresas de guerra, para extender los límites de su dominio: incorporó plenamente los valles de Yucay y Calca, imponiéndoles la obligación de ofrecerle tributos, asentando en ellos a representantes de su autoridad, y construyendo en el segundo un palacio donde pasó los últimos años de su vida; sofocó las sublevaciones intentadas por los ayllus confederados de los Pacaycacha, Muynas y Pinahuas, los Casacanchas y los Rondocanchus, los Ayarmacas y los Guayparmarcas; y después de someterlos, emprendió la conquista de Caitomarca. Tuvo entonces noticias de que un tío paterno había intentado sublevarse en Cuzco; pero, no obstante haber tomado posesión de la ciudad y el templo del Sol, su autoridad no había aceptada por los orejones y el rebelde se había suicidado. Enfrentóse luego a las crecientes ambiciones del sacerdocio, probablemente estimulado por la importancia que el Inca daba a la consulta de los augurios, y mediante hábiles tratos logró apaciguarlo. Al ver afianzada la paz, ocupóse de edificar casas, de aumentar sus chacras y sementeras, de plantar molles y quinuales. Inventó nuevas ropas y finos tejidos.Emprendió una expedición al Collao, que dio origen a una confederación con los pueblos del altiplano. Y así llegó el Imperio: por el N. Hasta las tierras de los chancas, que señoreaban sobre los Andahuaylas, soras y rucanas; hacia el lado del mar, hasta el curacazgo de Chincha y el señorío de Chumbivilcas; hacia el S., a través de los dominios de los Canas y los Canchis, hasta los curacazgos de Hatuncolla y Chucuito; y al E., hasta la región de los bosques, amplió sus conquistas en el Collasuyo, hasta Tucumán - al búho - en la Argentina. A su regreso al Cuzco en otra expedición sometió a los Pocras de Cangallo, restauró la fortaleza de ese nombre, y en Tinta, actual distrito de la Provincia de Canchis, restauró el templo de Cancha (propio o Chasqui) en honor del dios Huiracocha. Empleó el sistema de los mitimaes para poblar los dominios conquistados, efectuando esos trasplantes, para evitar las continuas rebeldías. Creemos que era una medida inhumana, pero ante todo era la seguridad del Imperio que se imponía, consolidado a costa de mucha sangre. Dio un nuevo semblante a la residencia veraniega de Yucay (empuja) convirtiéndola en un paraíso terrestre. Su obra más portentosa fue la construcción de un canal de irrigación en la nación Rucana (actual Lucanas) de 120 Kilómetros que partiendo de Angaraes terminaba en Lucanas. Entonces quiso el Inca retirarse del gobierno, para acogerse al sosiego del palacio construido en Calca; y hallándose ya próximo a los 80 años, designó para sucederlo a Inca Urco, que ya había ejercido autoridad en Cuzco mientras Viracocha estuvo en el Collao, y a quien profesaba especial afecto por ser hijo de Cori Chulpa, tal vez en descargo de su conciencia, por la ejecución de su hermano, del mismo nombre. Pero el triunfo completo del príncipe heredero Cusi (alegría), sobre los Chancas con la adhesión de Anco- Huallo, incorporado al ejército imperial como general, hizo que fuera proclamado Inca con el nombre de Pachacútec.
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