Eran los reyes y curacas que se habían sometido al Imperio, rindiéndose oportunamente o consiguiendo el perdón del Inca.
Lucían el título de “Cápac”, añadiéndosele el nombre del lugar que representaban. Así tendríamos al “Chimo Cápac” o “Rey de los Chimués”, al “Cuis Manco Cápac” o “Rey de los Cajamarcas”, al “Chincha Cápac” o “Rey de los Chinchas”, etc.
A estos heredaban soloa condición de que hubieran sido educados en la corte del Cuzco. Por tal razón los reyes vasallos enviaban a sus hijos rodeados de criados a la capital incaica, donde el Inca les había dispuesto casa de morada.
Una vez en la ciudad sagrada se alojaban en el barrio que les correspondía, barrio que se ajustaba al suyo de procedencia.
Posteriormente empezaba la formación política de los jóvenes príncipes extranjeros, a quienes nunca se les hacía sentir cautivos pero sobre los cuales pesaba siempre una educación quechuizadora que terminaba por convertirlos en fieles aliados al Inca. Los deberes de estos nobles provincianos eran similares a los de Nobles de Sangre; los derecho admitían alguna atenuación.
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